martes, 25 de enero de 2011

"EL REINO SE DIVIDE"

1 REYES 12

“Y aconteció que oyendo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.” 1 Reyes 12: 20.

Durante la historia de la humanidad hemos tenido muchos casos de la división de países, ya sea que estas divisiones den lugar a nuevas naciones, o bien, manteniendo el mismo nombre diferenciado, como fue el caso de Alemania en el siglo pasado, y como Corea del Norte y Corea del Sur en la actualidad.
El reino de Israel había experimentado un tiempo de apogeo durante el reinado de David y sobre todo en la primera parte del reinado de Salomón, donde había armonía y comunión entre todas las tribus de Israel. Pero después de la muerte de Salomón, bajo el reino de Roboam, su hijo, el país se divide en dos reinos, dando inicio a una guerra civil que se prolongó por muchos años.
¿Por qué se dividió el reino? Dice la escritura que Roboam se trasladó a Siquem (una ciudad importante en el norte del país) con el propósito de ser coronado rey ante las tribus del norte, todo parecería un mero trámite, pero antes de ratificarlo como rey, Jeroboam, el vocero nombrado por el pueblo, expresó una petición: pidió que Roboam disminuyera los impuestos y las cargas de trabajo que Salomón había establecido. El primer grupo de consejeros del nuevo rey estaba compuesto por ancianos con experiencia durante el reinado de Salomón, estos sugirieron al rey conceder la petición del pueblo. Pero los consejeros jóvenes le aconsejaron que no cediera, le instruyeron para que dijera que los trataría más duramente que su padre Salomón. Al final Roboam siguió el consejo de los jóvenes, provocando que el pueblo, lejos de intimidarse, rompiera todo lazo legal y político con Roboam.
En resume, podríamos responder a la cuestión de porque se dividió el reino diciendo que fue por la novatez del nuevo rey, pero en realidad no fue así, este suceso solo fue la gota que derramó el vaso, las cosas habían ido complicándose muchos años atrás, sobre todo en la época de rebelión de Salomón contra los designios de Dios, en este tiempo el rey no se sació de las riquezas y poder, como cada vez quería más, exprimió mucho a su pueblo con impuestos y trabajo. Además, algo que aumentó los resentimientos de los habitantes de la parte norte, fue que Salomón entregó 20 aldeas de esta zona a los fenicios como trueque por ayuda y oro recibido; para colmo el rey fenicio ‘les hizo el feo’ llamándoles ciudades inservibles. En vista de lo anterior, el principal responsable de la división fue Salomón, Dios podría haber mantenido el reino unido a pesar de todo, pero el juicio que decretó contra Salomón fue que le quitaría la mayor parte del reino, y solo por amor a David, los descendientes de Salomón podrían seguir en el trono de la otra parte del país.
A partir de aquí empiezan dos historias que en realidad nunca pudieron separarse: la historia del reino del norte llamado normalmente Israel, y la historia del reino del sur, llamado Judá.
El reino del sur fue integrado por la tribu de Judá principalmente, con el apoyo titubeante de la tribu de Benjamín y el apoyo decidido de la tribu de Leví, quienes no tenían propiamente un territorio. Al dividirse el reino, los levitas salieron de Israel y se asentaron en Judá. Había en Judá también muchos habitantes del resto de las tribus, estos también permanecieron fieles al trono de David.
Las 10 tribus del norte pusieron por rey a Jerobam, el destacado funcionario de la época de Salomón que tuvo que huir porque en su tiempo se rebeló contra Salomón. Dios prometió a Jerobam que establecería una dinastía firme con él en Israel, con la condición de que siguiera el ejemplo de David, sin embargo, no confió en Dios, pensó que cuando el pueblo estuviera en Jerusalén durante sus periódicas fiestas religiosas, les ganaría el corazón y se vincularían nuevamente con Roboam, nieto de David. Entonces, para evitar que Israel siguiera yendo a Jerusalén, hizo dos becerros de oro, muchos santuarios para ídolos y nombró sacerdotes que no eran levitas, instituyendo una religión sincrética e idólatra.

Para reflexionar:
• Hasta el más sabio necesita consejeros, Salomón tenía un grupo de consejeros, los cuales heredó a su hijo Roboam. Si el más sabio de los hombres necesitó consejeros, nosotros por supuesto que también no debiéramos prescindir de ellos. Pero seamos selectivos a quienes acudamos por asesoría familiar o de cualquier tipo, no busquemos consejos aduladores como en el caso de Roboam. Buscar gente preparada y con experiencia para asesoría es excelente práctica, pero mejor idea es filtrar esas sugerencias con la palabra de Dios, y mucho mejor es buscar primeramente el consejo de Dios.
• Muchas de las crisis tanto de los países como de las familias e individuos no llegan de repente, normalmente son el resultado de muchos eventos y situaciones que se van acumulando hasta que llega un evento precipitante que hace que ‘explote la bomba’. Ejemplo tristemente cada vez más clásico: la división familiar por divorcio.
• Es posible que muchas de nuestras actitudes, acciones y omisiones estén gestando algunas probables crisis en nuestra vida o en la vida de nuestros hijos. Seamos sabios y hagamos algo al respecto a fin de evitar, si es posible, que broten las crisis que estemos bosquejando en la actualidad, o en el peor de los casos, disminuir sus efectos destructivos.


TRANSFORMADOS PARA SERVIR
JOSIAS I. GONZALEZ

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