miércoles, 19 de enero de 2011

"TERMINANDO LA OBRA MAGNA"

1 REYES 7

“Estas columnas erigió en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la columna del lado derecho, le puso por nombre Jaquín, y alzando la columna del lado izquierdo, llamó su nombre Boaz.” 1 Reyes 7: 21.

Hubo dos obras magnas de construcción que Salomón realizó, una fue el templo, que le llevó siete años en edificarlo, y su palacio, el cual le llevó 13 años. Ambos hechos con mucho cuidado y con materiales de primera calidad.

Cuando la edificación del templo se hubo concluido, Salomón contrató Hiram de Tiro, experto fundidor de bronce y homónimo de su rey, este hombre, aunque era tirio, también tenía ascendencia judía por parte de su madre. El trabajo de este hombre fue dar el último toque a la fachada del edificio construido para Jehová y fabricar el mobiliario exterior con sus utensilios necesarios para operar todos los rituales religiosos establecidos en la ley de Moisés, principalmente el sistema de sacrificios.
Así como se espera de toda gran sinfonía con pasajes majestuosos y un clímax soberbio, tenga también un final digno del resto de la obra. En este caso, la fase final del templo fue la construcción de dos imponentes columnas de bronce de 10.25 m de alto (considerando los capiteles) y 5 m de circunferencia. Las columnas tenían la forma de dos gigantescos lirios que flanqueaban la entrada al pórtico del templo. El tallo estaba formado por la columna que sostenía al capitel en forma de lirio. Cada capitel estaba adornado con dos hileras de granadas de bronce a su alrededor, cada hilera era de 100 granadas cada una, sostenidas por una red de cadenas del mismo material.
Hiram también se encargó de fabricar el mobiliario exterior y utensilios a base de bronce bruñido: un mar o estanque circular de 4.5 m de diámetro con una capacidad para almacenar más de 38,000 litros de agua, 10 plataformas con ruedas para cargar 10 fuentes, también fabricó las 10 fuentes de unos 880 litros de capacidad cada una. Finalmente hizo también calderos, paletas, cuencos, y todos los utensilios necesarios para las ceremonias que se oficiarían en el templo.
Además de estos artículos de bronce, Salomón mandó fabricar mobiliario interior de oro: una mesa, un altar, candeleros, lámparas, tenazas, cántaros, despabiladeras, tazas, cucharillas e incensarios.
Con todo este trabajo terminado, el templo estuvo listo para ser inaugurado y entrar en operación. Dentro de esta etapa final destaca la construcción de las dos columnas de bronce a las cuales Salomón puso nombre, a una llamó Jaquín y a la otra Boaz.
Para reflexionar:
• Por muy sabio y capaz que fuera Salomón, él no podía dirigir y solucionar todo en la obra del templo, llamó a gente muy talentosa y con gran experiencia como este artista Hiram. Nosotros que no somos tan sabios, con mayor razón necesitamos la ayuda de los demás.
• Se nos anima a que dediquemos suficiente tiempo a la planeación de proyectos y que seamos creativos para establecer iniciativas. Tener iniciativa es una virtud muy loable, pero como dice el escritor Gilberto Gutiérrez Lucero: es mejor tener ‘continuativa’ y mucho mejor tener ‘acabativa’. ¿Cuántos de tus excelentes proyectos han quedado en la etapa de planeación o a medias?
• Las dos impresionantes columnas de bronce a la entrada del templo no eran solamente elementos arquitectónicos, sino dos monumentos a la fidelidad y al poder de Dios. Uno se llamaba Jaquín, que significa “Él establecerá” y el otro Boaz, que quiere decir “En su fuerza…”.
• Al erigir las dos columnas, Salomón reconoció que Dios es fiel a sus promesas, y que si se había logrado tal edificación, había sido solo por la fuerza que viene de Dios. Las próximas veces que tú y yo entremos ante la presencia de Dios para adorar, ‘miremos’ con reverencia esos dos monumentos que nos recuerdan que Él es fiel y que sin Él nada podemos hacer.

TRANSFORMADOS PARA SERVIR.
JOSIAS I. GONZALEZ.

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